Malas pasadas
La vida nos juega malas pasadas. Nos da algo, y luego nos lo quita, o lo perdemos por nuestra inconsciencia y egoismo. O simplemente por las circunstancias del momento. Pasan los años, y nos damos cuenta de que la vida que tenemos no es lo que queríamos, pero no se puede cambiar. A lo hecho, pecho. Pero a lo largo de los años, en momentos insospechados, recuerdas... Y de repente sientes necesidad de volver a vivir lo que un día tuviste, de volver a ver a esa niña morena y vivaracha que alegraba mis días más sombríos con una sonrisa indescriptible, permanente, inolvidable.
Sabía de tu vida, por tu hermano, por amigos comunes, y al final decidí localizarte. Quizás para constatar que sólo eras un recuerdo encantador, alguien que pasó por mi vida y dejó huella, como lo hace el primer amor.
Pero no fue así, no eras sólo un recuerdo, no pasaste por mi vida, sigues en ella. Tu mirada, a veces traviesa, a veces coqueta, pero siempre limpia y sincera, sin asomo de maldad, me persigue sin remedio, ya no intento apartarla, no puedo.
Sé lo que piensas, y lo respeto, cómo no iba a hacerlo. No te pediré nada, ni siquiera que esperes. Pero quiero, a través de esta página, hacerte saber cómo siento, sabes que soy hombre de pocas palabras (ya me lo echabas en cara entonces), pero también sabes la profundidad de mis sentimientos, siempre lo has sabido. Aquí están, para tí.